viernes, 14 de agosto de 2009

Un Artículo en el Tiempo

Cristian Castro

Para Reflexionar.

Estimadas maestra y compañeros,

Encontré en el periódico EL TIEMPO de hoy (10 de agosto) una columna de opinión por Yolanda Reyes que muestra otra óptica sobre la dimensión del problema de una sociedad que no lee. El artículo a continuación habla de los periodistas que no leen y deja una reflexión sobre la enorme labor que tenemos encomendada a nuestro cargo los docentes. Me gustaría proponer que cada uno de ustedes escriba unas pocas líneas como comentario de este artículo. Saludos, Cristian.
SE BUSCAN PERIODISTAS LECTORESPublicado el 10 de Agosto de 2009 / Por Yolanda Reyes“Según las encuestas, los colombianos leemos medio libro por año. ¿Usted qué opina de nuestros índices de lectura?” Esa pregunta es la señal inequívoca de que está por comenzar otra Feria del Libro. ¿Debemos sugerir a los periodistas que lean las recientes encuestas para actualizar sus cifras? ¿O debemos pedir que nos cambien la pregunta, porque esa ya nos salió en cinco ferias seguidas? ¿Qué más da si es medio libro o tres cuartos, si no profundizamos en cómo y en qué leemos?Como sucedía con esos viejos maestros que hacían los mismos exámenes año tras año, resulta fácil adivinar las preguntas que los autores deberán contestar frente a los micrófonos: ¿De qué se trata su libro? ¿Es autobiográfico? ¿Qué opina de García Márquez? O, en el caso de la literatura infantil, ¿qué opina de Harry Potter y de los “cuentos clásicos” (sic) de Disney? ¿Por qué los niños no leen? ¿Cómo competir con la televisión y las nuevas tecnologías? ¿Será que los niños sí entienden?Debería haber un manual para periodistas de cultura y entretenimiento -categoría que engloba a quienes cubren desde la feria del libro hasta la feria de las flores- que prohibiera esas preguntas genéricas y que prohibiera también entrevistar a un autor sin haber leído sus libros o, al menos, el libro que lanza. Y la obligación de cualquier periodista que se ocupara de libros debería ser la de leer mucho más de un libro al año.Suena obvio y, sin embargo, sus preguntas los delatan: así como es un placer tener entrevistadores que retan a los autores a descubrir lo que no habían visto y les revelan otras lecturas posibles, es una tortura hablar con los que adaptan el mismo guión a todas las circunstancias. Aunque el autor se someta, siempre sabe, como el profe, quién leyó y quién no. Y el lector también lo sabe.Se trata de un doble discurso, parecido al viejo discurso escolar. De un lado, la retórica periodística pregona que leer nos hace cultos, buenos y exitosos, y repite clichés que equiparan a la lectura con una especie de religión. Del otro lado, y salvo contadas excepciones, el contenido no evoluciona: las notas superficiales sobre libros más vendidos y sobre autores atractivos para la farándula reproducen los comunicados que les preparan las editoriales y que se han convertido en una especie de Rincón del Vago para periodistas en apuros.¡Los libros están de fiesta!, se desgañitan las presentadoras desde Corferias, en medio de un bullicio que hace inaudible las voces de los autores, en tanto que los lectores se quedan sin conocer propuestas que podrían interesarles. De los libros se habla poco, más allá de las carátulas. Y los seminarios académicos ni siquiera se mencionan.A los periodistas que quieran salirse del libreto para hacer otras preguntas sobre la formación de lectores, les recomiendo dos seminarios: esta semana comienza el de edición de libros para niños, en el que se reúnen latinoamericanos y europeos pioneros en ese campo. Del país invitado, vienen Elisa Bonilla, quien tiene una amplia experiencia en el programa mexicano de bibliotecas escolares, y Daniel Goldin, el editor que concibió la colección de literatura infantil del Fondo de Cultura Económica, por citar solo dos nombres.Y la próxima semana se celebra el congreso de Fundalectura sobre lectura en la primera infancia, en el que más de 600 personas de toda Colombia oirán a expertos nacionales e internacionales hablar sobre la importancia de la literatura en el desarrollo infantil y conocerán las políticas públicas que pueden señalar un cambio de paradigma en la formación de nuestros niños durante esos años cruciales de la vida.Necesitamos pasar de la forma al contenido. Quizás es eso lo que permite la lectura: reorganizar las experiencias y compartirlas. Y dotar de contenido las mismas viejas preguntas, pero no para condenarnos a llover sobre mojado, sino para pensar y avanzar.Yolanda Reyes

1 comentario:

  1. Muy bien..., hay mucho que pensar...sobre todo frente a la idea de consumir literatura o de transformarnos con la literatura... Muchas gracias por todos esos buenos autores que nos traen a colación...esperemos leerlos y dar nuestra posición sobre Reyes, Goldin y Bonilla...

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